Las niñas buenas van al cielo, las malas tienen vida social

Reflexión sobre la bondad femenina.

Os ha pasado alguna vez que en el trabajo han apelado a vuestro lado femenino de pacificación en vuestro directo perjuicio? A mí el otro día me pidieron que cambiara mis horarios, que si lo hubiera hecho, me impedirían hacer vida fuera del trabajo, para beneficiar a un compañero muy ocupado con su vida social.

Con zalamerías para que me apiadara de él, mi jefe, se saltó el pensar que podía ser que yo tenía las mismas necesidades sociales fuera del trabajo que mi compañero. Sin embargo, utilizó mi supuesta alma conciliadora y sacrificada de mujer en mi contra. Al final me negué.

Después me enteré que tras llamarme a mí, la más “buena”, llamó a la otra compañera del equipo, y sólo cuando también recibió de esta una negativa, comenzó con el resto de hombres del grupo. Y cuando esto no surgió efecto, mediante un mail público, intentó “implicarnos” de nuevo a las chicas del equipo en ceder. Las dos nos mantuvimos en nuestra idea.

En conclusión, siempre se espera que la mujer en su ánimo de pacificadora ceda primero, pues de lo contrario se convierte en una harpía. Siempre dije que prefería ser malvada...

Cruella de Ciudad

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